El primer taller de formación estuvo a cargo de Eduardo Caucacuri, quien propuso a los participantes reflexionar sobre su rol como líderes comunicadores. Más allá de las habilidades técnicas, destacó la importancia de la comunicación asertiva, esa que logra expresar ideas y emociones con claridad y respeto.
Con ejemplos prácticos y ejercicios dinámicos, Eduardo motivó a cada comunicador a ser consciente de que su palabra puede construir, animar y transformar realidades. «No basta amar a los jóvenes, es necesario que ellos se den cuenta de que son amados» (MB IV, 651), enseñaba Don Bosco. De igual manera, en el mundo de la comunicación, no basta transmitir un mensaje: es necesario hacerlo con empatía y autenticidad para que llegue al corazón.





